Con Fin A Miento

 



R vuelve por fin a recorrer las estancias del que fue su castillo de cordura, aquel hogar que le abrazo durante tantos años, un sueño que consiguió seguir siéndolo incluso en los peores reveses de la realidad.

Las escenas se le aparecen en cada rincón, de cualquier cajón sale un recuerdo…

En uno arrugado encuentra estas letras.

-Esa mañana subió las escaleras intentando recordar lo que había pensado decirle sin falta, nada más verla.

Mientras exprimía las naranjas del zumo del desayuno le vino la inspiración.

Entonces apareció ella.

Un breve hola mutuo y otra vez el silencio cotidiano, cada uno a lo suyo, él colando el zumo y cortando las rebanadas para las tostadas y ella preparando los almuerzos del cole de los niños.

Él cómo siempre, sube a despertar a los niños, a pesar de lo que habitualmente le cuesta levantarlos, es sin duda, su mejor momento del día. Piensa que traerles de sus sueños le hace ser más parte de ellos.

El bajar las escaleras le inunda de un olor a rutina diaria.

Hoy ya no, quizá mañana.-

R vuelve a estrujar lentamente el papel y lo deposita con cuidado milimétrico en el mismo sitio en el que lo ha cogido. Cierra el cajón y sube las escaleras buscando más memoria.

Continuará.

Hoy no. Mañana.