A veces me siento solo, para
sentirme a mí mismo.
Mis dedos acarician mi cráneo,
se pierden en su pelo,
disponen mi nuca, para que la
cabeza mire al cielo,
mis ojos siguen cerrados.
Me echo hacía atrás, se me abren los codos,
entrelazo
los dedos y respiro vientos profundos.
Un auto masaje de cuello, un
contrapelo revuelto y uno o dos suspiros.
Todavía estoy aquí y no voy más
allá.
Mi cerebro lo agradece.
A veces me siento, porque estoy
cansado.
Tan solo somos milímetros de tiempos sentidos.
Sucesión de momentos,
Sucesión de momentos,
Ergonomía
de la Conciencia
Notas
sueltas 20/06/2017