No se tú, pero creo que yo, no puedo esperar a mi cumpleaños, o al tuyo, aunque falten pocas semanas, para escribirnos algo como aquello que nos acercaba al cielo.
A mi ya no me vale con telegramas de compromiso.
Las letras, la voz que no me ayude a dar la vuelta de vez en cuando a mi reloj de arena, no puede ocuparme tiempo de esperanza.
No me importa si tengo que acabar hablando solo, prefiero saberlo cuanto antes.
Estoy empezando una nueva vida y tengo que planificarme.