Me siento a veces, como si impusiese mi amor, obligando,
encarcelando a quererme y a compartirme, siento a veces, que no quiero a nadie,
que solo busco que me quieran.
Me dejas tiempo y espacio para escribir, me
lees a veces, incluso a veces me lees en otros y te emocionas, eres mi
sustento, mi guía, eres el mapa de los yos que no conozco, eres todos mis
nombres, el rostro que quiero ver en mi último abrazo.
Vosotros, sois miradas, miradas, miradas…
sonrisas, abrazos, sois algo de alguno de mis yos, con toda una vida por
delante, la recompensa del tiempo que me ha reservado la vida.
Tu mi otro yo, todos mis alter egos, eres
inspiración, motivación, mi desorden-ordenado, eres mi memoria de letras, el
puente por el que circulan esperanzas de pocos tiempos.
Allá afuera hay más gente, que a veces lee, a
veces escribe, a veces entiendo sus voces, pero no encuentro sus tiempos en mis
mapas, no puedo llegar a quererlos, por un aplauso.
Me siento a veces como si no creyera, pero es
solo un suspiro, una mala respiración, siempre me sorprende en el fondo de alguno
de mis cajones, uno de esos cinco nombres a los que obligo a quererme, mis
encarcelados no me dejan tiempo para lo que no es importante.
Estoy perdiendo el pudor para contar a quien
dedico las letras de mi tiempo, y sin embargo, refugio mi nombre en el más desordenado
de mis yos, cuando es evidente para todos mis lectores, que me llamo Ramón,
aunque no me guste... a veces.