105. Hanzi |
De todas las palabras que dejó escritas
ninguna fue más prolífica que aquella que,
derramándose sobre el punto cardinal subyacente,
dibujó el artesano universo
de su mano enredando la de ella.
El marco delimitó el espacio,
el infinito segundo en el que fueron libres.
Es curioso, increíble y temible lo que unas manos pueden decirse, entre ellas, con apenas un roce...
ResponderEliminarUn beso.
Nunca robas. Sabes que puedes venir a mí y rebuscar el verbo que llene tu horma de entre los párrafos que grito a los cuatro vientos. Porque conjugan a tu sombra, al amparo de terribles olvidos. Si no vinieras a por ellos, su voz se apagaría y entre nosotros se perderían las mareas.
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