Yo
Que sueñes que te subes a aquel árbol, que se llevó el olvido, desde el que recostada en sus ramas, oteabas el venir de la vida, hasta que de repente, hechas a volar, y no te lo crees.
¡¡Vuelo!! Te dices. Cierras los ojos y te dejas llevar un instante. Los abres y diriges tu vuelo en una sensación de libertad, muy cercana a la definición de felicidad.
La ingravidez se apodera de ti y disfrutas, tan sólo disfrutas, de ver la vida mientras eres parte de ella.
Marina
Qué descanses y que sueñes que estás recostado en un bosque mirando un firmamento de esperanzas, esperanzas que como su luz, llegan a ti incluso cuando no eres consciente de cuando las has construido, pero que están. Te indican y te recuerdan luces internas, luces eternas, visibles para cualquiera que te mire de cerca. Fuerza brillante, luz, todo emerge de ti . Eres grande, y la rutina pequeña, la vida pequeña, tu solo sientes el calor y lo esparces a tu alrededor. La que voló vuela junto a ti y por ti, y no te enteras, con el calor de tus rayos. Sigue brillando y sonríe con polvo de estrellas. El vuelo sigue, gracias al fulgor y a la calidez de tu esencia. A tu sonrisa.
ge minúscula
ResponderEliminarQue sueñes, que sigas ahí, dándole a los sueños, ¡no se te olvide!, pues es nuestra llave a la felicidad, que es como decir: la llave a nuestra propia vida. Porque tú, ella, yo somos seres de luz, creadores de magia infinita, pergeñadores de mundos más allá de lo tangible. Y a ese don recurrimos al cerrar los ojos y permitirnos volar. Que sueñes, entonces, que el vagabundo que llevas dentro se orille por un instante y se permita el tiempo para ser como quiera ser.