Las hojas de la maleza,
me estallan en la cara.
Corro…corro como un poseso,
tropiezo y tropiezo,
caigo, pero sigo corriendo.
Tengo el cuerpo lleno de rasponazos,
de heridas, algunas profundas,
no hay tiempo, sigo corriendo.
No puedo mirar a los lados,
ni levantar la cabeza,
ningún horizonte me guía,
pero sigo corriendo.
No se, si soy cazador o pieza,
tengo miedo, sigo corriendo.
Y de repente...nada.
Me despierto.
Mis sueños, siempre acaban en nada, como los tuyos, pero tengo claro que soy pieza.
ResponderEliminardurante una temporada, se me repetía el mismo sueño: un taxista loco, en Madrid, me seguía por toda la ciudad y yo no hacía más que esconderme en el asiento trasero del taxi donde huía...
ResponderEliminartambién creo que era pieza!