A veces no me doy cuenta, de que no tienes
porque ayudarme, en la búsqueda del nombre que perdí hace tiempo y no encuentro,
(ni en el
más recóndito rincón de mi último cajón), y aun así, me acompañas por debajo de las
camas, detrás de las cortinas, o mirando al cielo por la ventana de la cocina.
Quiero pedirte disculpas, en el nombre de la
parte de mi yo que te dedico de forma desordenada, (cada vez con menos tiempo), por obligarte a apoyarme, en mis constantes inseguridades,
en mis infidelidades.
Hace tiempo que se, que somos algo más que
letras, y aun así, te pongo siempre a prueba, esperando tu respuesta, (como aquel cartero loco).
Amor somos los dos, (buscando una voz que nos recite), me dice el viento que me envías,
(cabalgando
en un rayo desde algún mar de la cara oculta de la luna), con cada una de las siluetas
de tus suspiros… sonrisas de la nostalgia de nuestra última mirada, riendas de
destino, voces de sueños.
Me tengo que disculpar contigo por olvidarme
a veces del pequeño lápiz que llevo colgado del cuello.
No
necesitamos nombre, ni tiempo ni espacio, tan solo esperarnos...
Discúlpame
por cargar en ti, esperanza, y no ver el verde de tus ojos.