Todas mis promesas son falsas, moriré antes de cumplirlas,
pero peleare con uñas y dientes, por el tiempo que me regalas.
Enamorarse es abrazar dudas en preguntas y respuestas, sin
dioses a los que encomendarse.
Mi desorden se disfraza siempre de olvido, nuestras letras
muchas o pocas, siempre serán recuerdos.
Todas las manos hablan, cada una a su manera otean el
infinito… cuando somos capaces de escuchar su idioma.
Desparramemos letras sin sentido, prosas, grandes estudios,
poemas, todos de lejos, todos con precio regalado, sin esperar su tiempo.
Erase una vez, un lápiz empuñado por una mano sin nombre, empeñados
en construir otros tiempos, por amores.
Miradas marcadas, ríos de arrugas, lagos de
cicatrices, mares sin fronteras, océanos incapaces de contener un sentimiento.
La felicidad solo nace, cuando deja de ser infinita.
Necesito quererte también mañana.
Cruel destino que no admite riendas, que nos acerca tanto
como nos aleja, de ti y de mí, con el pasar de los años.
La vida nos llega desde cualquier sitio, desde ojos sordos con
oídos ciegos, dibuja tatuajes en nuestro espejo.
A veces es verso.
Verbo en el desorden de una frágil memoria que nos roba lágrimas
y sonrisas sinceras.
La vida…
A veces es… un beso.
Una voz, un abrazo.
El recuerdo de la caricia de una promesa, que se nos llevo
el tiempo.