Sueño 28 febrero

Las hojas de la maleza,
me estallan en la cara.
Corro…corro como un poseso,
tropiezo y tropiezo,
caigo, pero sigo corriendo.
Tengo el cuerpo lleno de rasponazos,
de heridas, algunas profundas,
no hay tiempo, sigo corriendo.
No puedo mirar a los lados,
ni levantar la cabeza,
ningún horizonte me guía,
pero sigo corriendo.

No se, si soy cazador o pieza,
tengo miedo, sigo corriendo.

Y de repente...nada.

Me despierto.

Sueño 10 de marzo

Soy cazador…
La pieza esta delante de mis ojos,
cansada, agotada, pero huyendo,
más rápido, más rápido…
Sigo corriendo.

Esquivo una roca, la rama de un árbol,
salto por encima de un gran hoyo,
sigo corriendo.

Me despeño, trepo... un río,
sigo corriendo.

Solo oigo los zumbidos de mi carrera,
y todos los sonidos de mi pieza,
la que me hará soñar mañana…
Sigo corriendo.

Y de repente, nada.

Me despierto.

Sueño 17 Marzo

Soy pieza.

Oigo su jadeo detrás de mi,
persiguiéndome siempre,
casi puedo olerlo,
corro, sigo corriendo.

Tengo que encontrar el gran rio.
donde sus toscas piernas,
no pueden competir con mis saltos,
sigo, tengo que seguir,
sigo corriendo.

Mi salvación esta cerca,
en territorio desconocido,
mi oportunidad de seguir soñando,
si llego…, el también tendrá miedo,

Corro, corro, como un poseso.

Y de repente nada.

Me despierto.

Sueño 23 de Marzo

El río… y más allá el miedo,
tengo que alcanzarle antes,
ya casi te tengo.
Corro, mi carrera es frenética,
sigo corriendo.

Casi puedo tocarle,
otra roca, la maleza,
un tronco, una rama,
corro…sigo corriendo.

Ya no se, ni donde estoy,
mis nubes están muy lejos,
esta vez, solo regresare contigo,
no puedo volver de vacío,
no vacilare, ante lo desconocido.

Corro mucho más, aprieto los dientes…
sigo corriendo.

Y de repente nada

Me despierto

Hasta Mañana

Me siento ante el papel,
pero hoy, no puedo escribir.
Solo pensar, imaginar…

Soñar que mis letras,
se escriben solas.

Que son de colores,
que se pueden tocar,
que se paladean,
que se escuchan,
que huelen a mí.

Que se organizan,
con acentos, puntos y comas.

Que leen solas.
que están vivas,
que me quieren,
que esperan a mañana.

Solo por mí.

Hasta mañana...
letras.

Debo declamar en alto, casi gritar,
Que hoy 17 de febrero:

¡Estoy de Enhorabuena!

¡He recuperado parte de mi letra!

Y digo bien, solo parte de mi letra,
la de la mano derecha.

Porque mi caligrafía, como se puede comprobar,
en la foto, es irrecuperable.

No la perdí como ahora,
escribiendo letra a letra, dedo a dedo,
fue hace mucho más tiempo, en la década de los sesenta.

Entonces no solo se perseguían las ideologías,
sino cualquier posible desviación,
algunas tan absurdas, como ser zurdo.

Nací zurdo, recuerdo que en las paginas de los puntitos,
aquellas que precedieron a las de las letras,
con mi mano izquierda, conseguía alinearlos,
con la derecha las rectas me salían curvas.

Pero me obligaban a coger el lápiz con la derecha.

Podría decir que la culpa fue de mi Padre,
que me enseño a escribir, antes que en el colegio,
dejándome elegir mano, que era un adelantado,
intentaba escribir letras con la izquierda,
y tenía que poner puntos con la derecha.

Pero no fue así.

Mi padre era marino, y casi no le conocí.
Podría haber sido mi Madre,
pero no tenía la cultura suficiente,
como para enseñarme a escribir.

La culpa en realidad fue mía, por soportar,
las bofetadas que aun recuerdo,
para que cogiera el lápiz con la mano derecha.

Aun así, fui un privilegiado, tuve dos años de párvulos,
y uno de preparatorio para entrar en el colegio.
Fui a un “Colegio de Primera Infancia”,
se llamaba “El Divino Infante”,
estaba enfrente de Jesuitas.
Recuerdo las botellitas de leche, en una cesta,
que traía el portero, a media mañana,
no me acuerdo de su nombre.

Este templo de los infantes, por su cercanía, casi prometía,
el acceso directo de los niños a los jesuitas,
las niñas, iban a otros colegios.

Y digo que fui un privilegiado,
porque en aquella época, no todo el mundo podía pagar,
para que te cambiasen, de zurdo a diestro,
antes de entrar al colegio.

Desde tercero de básica hasta Cou, lo pase en Jesuitas,
ya como falso diestro.
Lo recuerdo como la época más feliz de mi vida…
Jugaba a futbol, me encantaba,
de pierna era diestro, algo muy raro,
siendo antiguo zurdo de mano.

En jesuitas, con once años, repetí sexto de básica,
a mi amigo le echaron del colegio,
Él no jugaba a futbol.

Me pase casi todos los años castigado o suspendido,
salvo alguna excepción, geografía o historia,
según quien fuese el profesor.

Pasé también muchas horas en la iglesia.
No se como aprobé, como salí del colegio.

Volví a ser un privilegiado, fui a la universidad,
pero no me enteraba de nada,
no podía coger apuntes a esa velocidad.

En aquella época, todavía intentaba conservar mi caligrafía.
El teclado y el ratón hicieron el resto
incluso con la ortografía.

Deje de intentar de escribir,
aquellas maravillosas letras de los cuadernos de caligrafía
era imposible con mi mano derecha.
Adopte la letra de imprenta,
pero solo la escribia en la intimidad,
me daba verguenza.

Y me diréis: ¿Por qué no escribes con la Zurda ahora?

Lo siento, pero ya no puedo, la zurda la tengo tonta,
pudieron más las bofetadas y el futbol,
que la lectura y la escritura,
durante demasiado tiempo…

Pero hoy, os puedo decir, que estoy de Enhorabuena.
Hoy se que soy Ramón, algo más que un zurdo,
que escribe con la diestra.

Gracias a esta ocurrencia, hoy...
He recuperado en este espacio,
parte de mi letra,
he perdido la verguenza.

No hemos cambiado tanto

El primer artista, bailó alrededor del fuego,
dibujo siluetas con la luna, escupió las primeras silabas,
se atrevió casi obligado, a mirar al sol,
a probar el sabor de la tierra,
imagino lo que otros no veían...
Buscaba compartir el calor, la risa, el pensar…

El primer científico se quemó,
contó gotas de lluvia, gritó las primeras letras,
se atrevió casi obligado, a unir estrellas,
a beber agua de mar,
observó lo que otros no veían...
Intentaba compartir el tiempo, la caricia, el saber…

El primer sacerdote se apoyó en el primer militar,
para no compartir el pensar y el saber,
para obligar, para dominar...
el calor, el tiempo, la risa, la caricia.

No hemos cambiado tanto,
nos seguimos quemando, seguimos bailando,
escupiendo silabas, y a veces letras,
seguimos dibujando estrellas, uniendo lunas.

Seguimos comiendo tierra, bebiendo agua de mar,
muriendo unidos bajo el sol, sin gritar.

Seguimos observando lo que no quieren ver,
imaginando lo que no nos dejan.

Y nos siguen robando el saber y el pensar,
cuando quieren y como quieren,
en cualquier país, en cualquier continente,
les da igual el pueblo, el genero o la etnia.

Saben confundirnos con patrias pequeñas,
nos envuelven en sangre, nos compran.

Saben que lo último que deben callar después del hambre,
es el pensamiento, el saber,
el calor, el tiempo, la risa, la caricia…

Y nosotros...les dejamos que lo hagan,
al fin y al cabo son mejores,
nosotros queremos ser como ellos,
son parte de nosotros.

¿Y yo?

Yo, tengo miedo de perder lo que otros no tienen,
calor, tiempo, risa, caricia, el pensar, el saber...

Soy como ellos.

Tengo miedo.

“Corona En Transición, Busca Renovar Cortesanos”

Señores y Señoras:

La cola del paro ha cambiado, ahora es más pintoresca, se observa gente con chaleco, los mayores con monóculo, gente con un balón, algunos con un libro, otros con mucha pluma, hay alguno del cine, hay toreros retirados, políticos, hay de todo, gente de la calle que le parece un buen trabajo, algunos con rasgos indígenas, se atreven a reivindicar, el Marquesado de Perú, otros el Condado de Quito, algunos dicen que quieren ser Emires, otros Califas, algunos farfullan con dificultad entre risas, que quieren ser el Jefe de la Tribu.

Me encontré un ingles en la cola, que quería ser Sir o Lord, le daba igual, pero me dijo, que siempre era más fácil conseguirlo, respondiendo a un anuncio, aunque fuese en otro país.

Yo solo buscaba un trabajo, pero me fui a casa, a por un balón, un libro, un monóculo, y un diccionario de ingles, si no hay nada de lo mio, igual puedo ser Marques.

Como domino el idioma y he jugado al balón, si me ven con monóculo, y con un diccionario de ingles, igual no consigo ser Marques o Conde, pero puedo ser Nobel o Campeón del Mundo, si no, no me importa ser, Sir o Lord Ingles.

Al fin y al cabo mañana, puedo volver, como un Marques, a preguntar,
que hay de lo mio.

El Reino en el que las camas se hacían entre tres.

Érase una vez un Reino, muy lejano, más allá de las cartas de navegación,
más allá de las notas al margen, en el que las camas deshechas, por la mañana, siempre se hacían entre tres.

Contaban, que hubo una princesa en el Reino, que se dejo seducir por un joven y apuesto extranjero.
Que en el fragor de la pasión, ella se opuso a un beso.
Explico a su amante, que no podía tener un hijo sin el consentimiento del Rey.
El apuesto extranjero, la tranquilizó, diciéndole que era normal que siendo princesa de un reino tan remoto, no supiese, que no se podía concebir, solo con un beso.
Que en su país, todos sabían, que las mujeres que alumbraban, dormían en sabanas arrugadas, que las arrugas de las sabanas por la noche, propiciaban la fecundación.
La princesa le beso, después de estirar las sabanas de su cama.
Quedo en cinta, y contó a su padre, El Rey, que una arruga de la cama, que ella creía estirada, se empecino una noche y sin desearlo, le puso en esta situación tan complicada.
El Rey, su padre, la creyó, y promulgo un edicto, por el que desterró de su Reino, las arrugas de la cama, bajo pena de muerte.
Desde entonces en ese Reino tan lejano, las camas siempre se hacen como mínimo entre tres.
Incluso se valora la riqueza, por el numero de personas que deben estirar las camas.
“Fulanita tiene una cama de cuatro.”
“Funganita, me han dicho que de seis”...Se les oye decir.

El apuesto extranjero, nunca volvió a ese reino, cuentan que monto una clínica de cirugía estética, a la que todavía acuden las princesas del reino, de incógnito, para quitarse las arrugas.

Dicen que ha hecho tanto dinero que se podría comprar un reino.

Pero siguen estirando las camas, como mínimo entre tres.

Y colorin colorado este cuento se acabado.