El verde de tus ojos.


A veces no me doy cuenta, de que no tienes porque ayudarme, en la búsqueda del nombre que perdí hace tiempo y no encuentro, (ni en el más recóndito rincón de mi último cajón), y aun así, me acompañas por debajo de las camas, detrás de las cortinas, o mirando al cielo por la ventana de la cocina.

Quiero pedirte disculpas, en el nombre de la parte de mi yo que te dedico de forma desordenada, (cada vez con menos tiempo), por obligarte a apoyarme, en mis constantes inseguridades, en mis infidelidades.

Hace tiempo que se, que somos algo más que letras, y aun así, te pongo siempre a prueba, esperando tu respuesta, (como aquel cartero loco).

Amor somos los dos, (buscando una voz que nos recite), me dice el viento que me envías, (cabalgando en un rayo desde algún mar de la cara oculta de la luna), con cada una de las siluetas de tus suspiros… sonrisas de la nostalgia de nuestra última mirada, riendas de destino, voces de sueños.

Me tengo que disculpar contigo por olvidarme a veces del pequeño lápiz que llevo colgado del cuello.

No necesitamos nombre, ni tiempo ni espacio, tan solo esperarnos...

Discúlpame por cargar en ti, esperanza, y no ver el verde de tus ojos.

Nada que no sepas

Se lo que soy,
y aun así quiero ser poeta,
desgranar versos,
desangrar conciencias.
Se, que se me pierden las letras en tu tiempo.
Sin ser, nada que no sepas…
Y aun así quiero ser poeta.
Se, que no sé lo que soy…
Sin ti en mi espejo.
Y aun así nuestra voz, quiere ser poema.
 
 

Feliz amor


Irene vino pronto, “La única mujer Papa de la historia”, “Paz en griego”, “Reinas de Navarra”, sabíamos que una niña venía seguro.
A Imanol le costó más salir, no nos gustaba ningún nombre de niño. Pero cada vez me gusta más como suena.
Cuando les pusimos nombre, ya nos habían nacido hace mucho tiempo, yo no sabía cuánto.
 
Pasamos mucho miedo, sabes que el mío era sobre todo perderte. Te veía en Kiz Kulessi, o pescando  aquel aringorri, veía tus ojos de felicidad aquella noche de “May Fair Lady”…
Pensaba que ya nunca podríamos compartir momentos como aquellos, me veía tan solo, aquellos días, en los que no estabas en casa…
Que comprendí todos los miedos, que estabas dispuesta a vencer.
Te costo un poco convencerme, venciste incluso mis miedos.
 
Y empezó nuestro idilio en Valencia. Sus viajes relámpago, tu viaje sola…
La frase de Juana:
“…a los diez minutos, se agarran como una lapa, y ya no se sueltan... es su forma de tener una posibilidad. Isabel se puede bañar en la piscina, incluso saltar de un trampolín si no es muy alto.”
Mientras se pegaba a la pared simulando ser una araña…
Fue muy importante para mi.
Desde ese momento, supe que íbamos a ser padres.
Tu y Yo.
Después vinieron las manchas en las ecografías, nos asustamos un poco, pero todo siguió a delante. Vinieron los almohadones en la cama, la ilusión en el reflejo de tus ojos cada vez que me mirabas, aunque  creyeses que no me daba cuenta.
Artza se puso raro, hasta que descubrimos su propio miedo, despues de gastarnos una pasta en veterinarios. (Te acuerdas?)
 
Y llego el día por fin…
Día largo… muy largo.
Lo que no olvidaré nunca es la paz que sentí dentro de mi, cuando os vi a los tres dormidos, aunque no durase mucho.
Desde entonces, no he tenido tiempo de tener miedo, vosotros no me habéis dejado.
En el día de la Madre, el Padre debería tener siempre un regalo.
Feliz día, de parte de Imanol e Irene, Irene e Imanol…
Y de tu amor.