Siempre me impresionan más, los vivos que los muertos.

Donde esta el limite de nuestra capacidad de adaptación, de sufrimiento, si las circunstancias lo requieren.

Admiramos a deportistas extremos, veneramos a héroes históricos.

Sin embargo en Japón, comparten suelo y comida, aquellos que el día anterior no se conocían, siendo vecinos, y dan gracias por seguir vivos.
Como dan gracias los vivos de Haití, de Banga Aceh…los de cualquier catástrofe, los vivos de cualquier guerra.

¿Dónde esta nuestro limite de compartir la vida y la muerte?

Dentro de la tragedia, siempre me han impresionado más, los vivos que los muertos.

Ver como se destapa la esencia del ser humano, como se establecen vínculos, para el olvido, para el recuerdo, para el llanto, para el sufrimiento eterno.

Como se establecen vínculos compartiendo muertos.

Como se comparte el pan y el lecho, alguna sonrisa amable, alguna palabra. el día siguiente, la esperanza de seguir viviendo.

Donde esta el limite de nuestra capacidad de sentir, lo que siente la persona que esta a nuestro lado, y que lo provoca.

Siempre me impresionan más los vivos que los muertos, sobre todo cuando me cruzo con sus miradas.

Casi me siento culpable, por estar aquí mirando, y no estar en Japón o en Libia.

PD: Que paradoja, si los habitantes de Japón, ahorrasen siempre energía, como lo hacen ahora, no necesitarían centrales nucleares.
Igual nos están enseñando el camino del futuro.
Nosotros elegimos.

Un, dos, tres...al escondite ingles.


¿Podré esperar otra noche, para iniciar de nuevo mi danza?
Acumulo mucho peso en mi espalda,
Mis raíces aprisionan mis pasos.
Un poco más, tan solo unos pocos centímetros,
y te abrazo.

¡Luna sal pronto…tan solo un último baile!