Mis cartas

¿Que hago yo aquí?

Igual tengo que volver,
solo al boli y al papel.

No hay forma de ordenarme.

De que alguien lea,
como yo quiero que me lea.

!Y que me escriba¡

Sé que el culpable soy yo,
mi ego, pido demasiado.

Amo, las palabras,
salgan de donde salgan.

De una foto,
de mi cabeza,
de los días pares o de los impares.

Me gusta leerlas,
Y que me las lean.

Busco escribir,
!y que me escriban¡

Cada vez pienso más,
que este, no es mi sitio.

Sin boli, sin papel...
Sin cartero,
Sin noticias,
Sin historias.
Sin letra...casi sin nombre.

Solo sigo por leer,
y escribiros de vez en cuando.

Mis cartas, mi orden imposible.

Tan solo soy yo.

Me gustaría poder describir, todo lo que hay dentro de mi cabeza.
Ángeles y Demonios...
Hombres y Mujeres, y Bestias y Plantas, y Tierras...
Cielos, Nubes, Agua, Estrellas, Luna...Sol.
Viento, Mar...
Vida.
Amor.

Pero no soy Dios.

Anónimo


He descrito mundos, que nunca pensé que imaginaría.
He escapado de infinitas estrellas.
He estado tan cerca de Dios, que he podido ver,
que solo es humano.
He visto agua, convertida en muerte,
calor, convertido en hielo.
He comido, muchas veces tierra.
Soy tantos, como los que vivieron.
Siento tanto, como los que murieron.
Y aún así, no soy capaz de escribir mi nombre.
He perdido mi letra.
Con el tiempo.
¿Qué es, lo que no ha sido?
¿Cómo puede doler?
Si ni siquiera tiene nombre.

¿Por qué te has ido, sin venir?
¿Por qué no has venido?

Si se te esperaba, tanto…

¿Dónde estarás ahora?
¿Dónde te buscamos?

Eras nuestr@.
Creciste, dentro de nosotros.
Y te fuiste sin verte.

Tienes que ser un Ángel.
Tienes que velar por nosotros.
Allí donde estés.
Hasta que nos veamos.

Este Día

A un día le sigue siempre otro día.
Pero solo, con magia.

Debes desearlo tanto,
que si consigues vivirlo,
tienes que retenerlo en tu memoria,
como algo único.

Recordarlo, como un día tan mágico,
que te haga desear siempre.
Vivir otro día.

Solo la magia es capaz de conseguir,
que siempre desee vivir, un nuevo día.
Incluso en mis peores días.

Después de vivir,
después de la magia,
no me importaran los días.

¡La magia, existe!
¡La tengo yo¡
Conmigo, contigo…

Esta en todas partes.
Si quieres puedes verla,
cualquier día.

Conmigo, o contigo.

¿Para quíen quiera leerlo?

Siempre he querido escribir un diario,
pero cuando me he puesto a ello,
no he sabido nunca por donde empezar.
No sabía si contar mi pasado, mi presente o mi futuro.
No sabía quien lo iba a leer.
No sabía como escribir para mí.
Me ponía delante de las hojas en blanco,
Y me parecía que nunca conseguiría tener suficientes letras,
como para conjugar mis recuerdos, mis necesidades y mis deseos.
¿Cómo ordenarlos?
¿En hojas, en letras…?
¿Cómo desvirgar el blanco de una hoja de papel?
He llegado a escribir en un recibo de un banco.
Lo primero que fui consciente,
que alguien leía de mis escritos,
fue “Zumo hecho, Cafetera preparada”
No necesitaba más papel que el que tenía a mi alcance.
Lo peor era cuando tenía papel y no encontraba un boli o un lápiz.
Empecé a comprar cuadernos.
Y empecé a escribir sin plantearme para quien escribía, tan solo escribir.
Ni siquiera escribía para mí, no me leía.
Pero me atreví a manchar el papel con mis letras.
Con muchas más letras.
Acumulé escritos, tengo una carpeta llena, un cajón de cuadernos y un montón de papeles diversos, llenos de tachones, que pierdo por cualquier sitio y que solo leo, de vez en cuando.
Definitivamente decidí, que nunca iba a escribir un diario,
no me iba a someter a la tiranía de escribir todos los días,
de escribir siempre...
Pensando en mis recuerdos, en mis necesidades o en mis deseos.
De escribir pensando, en quien los leería.
Decidí escribir solo mis sueños, en cualquier sitio.

El papel y las letras, se aliaron conmigo.
Desde entonces, entre todos, escribimos algo más que palabras.
Para quien quiera leerlo, desordenadamente.