Gracias a ti Tara, decidí dejar de ser espectador.


Siendo espectador de esa partida de ajedrez eterna que es la vida, vislumbre la mueca de una sonrisa contenida, en el rostro de Dios, después de escuchar un aplaudido chiste del Diablo, al perder un peón.

“Tengo Muchos” Le oí decir en voz alta.

El diablo movió pieza, el gesto de Dios se torno torvo, vió perdidas todas sus piezas, incluso antes de empezar la partida.
Aun así, se atrevió a decir: “Jaque”

Los dos rieron.

Comprendí el sentido del tablero de ajedrez, la soledad de aquel sitio, empujo el regreso, lejos de mi.

En mi paseo de vuelta a la tierra,
perdí el llavero de mi destino,
olvidé al Diablo, extravié a Dios por algún lado,
decidí dejar de ser espectador de mi mismo.
 
Y me instalé por el camino,
a explorar los mundos de Tara
y aquí sigo, absorto, pero por una vez...
dueño de mi destino.