Personaje busca ser recordado



Estaba marcado por los efluvios de un tiempo que no le pertenecía, por sudores de almas entregadas a otros mundos de pasiones eternas.

Su historia de tantas vidas olvidadas, en su imposibilidad de guardar en si sus recuerdos, le atormentaba como una condena en el purgatorio.

Recorría a menudo el reflejo de sus arrugas en el espejo, en alguna ocasión señalada, se atrevía a enfrentarse a su mirada, luchaba por mantenerla fija, hasta verse el color de sus pupilas.

Pero siempre se dejaba llevar por sus cicatrices, el único recurso que podía permitirse era la huida.

Aquella tarde tan larga, sin luna…

¿Continúo?

Quizá si me ayudas, este personaje no quede en el rincón de un cajón o en el bolsillo de un gabán olvidado

¿Continúas tú?

4 comentarios:

  1. Aquella tarde tan larga, sin luna… no podía ser una excepción. La última vez que se acercó a ella, a esa tarde, de invierno ya, la luz mortecina y nublada le devolvió el decorado de sus otras vidas olvidadas. Como si fuera un símbolo de esperanza. Pero no. Nada había cambiado. Y aunque sus ojos intentaron cortejarlo en el reflejo de la ventana, no se dejó arrebatar la determinación de abandonarse, nuevamente, a sus cicatrices.

    Permanecía callado, arropado por el silencio de sus miedos, adormecidos a aquella hora tan temprana. Y algo en el interior de una pared le llamó, como se llama a los locos cuando deben regresar al redil. Y él acudió, sorteando baldosas y puertas atrancadas, hasta situarse frente al retrato colgado de su propio frenesí.

    Mas nada le hacía ver la realidad. Así no fue consciente de cómo aplicó la oreja izquierda al lienzo mientras sus dedos contaban en morse la combinación que abriría aquella particular caja de Pandora. Lo único cierto fue el chasquido que rebotó dentro de su cabeza y que le obligó a volver en sí. Ya no había tela enmarcada ni rastro de antiguas llamadas, sólo un hoyo horizontal excavado con uñas y dientes, y que encerraba, a su vez, una serie de retratos envueltos en tela basta de otra guerra.






    ¿Tiene posibilidades?

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    Respuestas
    1. Despertó sintiéndose culpable, casi sin fuerzas para mirarse, con el pelo alborotado como siempre.
      La compostura exigía salir acomodado, plegó su pelo a su reflejo, la vida no le podía encontrar en pijama.
      El agua en la ducha, sonaba como un despertador, el mejor tiempo de cualquier epopeya, que tiene solo minutos para ser contada.
      Nace el tiempo, entre el tiempo, de buscar entre cicatrices, algo más, mucho más que una huida.
      Perdidas la miradas, entre acantilados de perlas, bravos galopes de aquellas cartas dobladas que nunca llegan, los relatos cobran vida en su mente, la realidad se desvanece.

      Se apresta a enfrentarse, a quienes nos saben de reflejos.
      Hasta su próxima cita dentro de un rato, con las huellas de sus posibilidades.

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    2. ¡Cómo me gusta lo que dices!

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    3. ¡Como me gusta, que te guste!
      Hasta esa próxima cita...

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pensaría que soy un mal anfitrión.