A veces te siento tan cerca,
que no sé,
cómo hacemos para seguir tan lejos,
con los bolsillos tan llenos de olvidos.
Cada uno de tus renglones es aliento,
abrazo pospuesto.
Recitémonos siempre...
voces de espera de sueños.
desplegables.
Quizá nuestra desgracia y nuestra bendicion sea la desmemoria de las cenizas de otros en nuestra sangre.
ResponderEliminarGracias a ti que como yo, y muchos y muchas otras, llevas tatuada la dicha y la condena, de morir entre letras.
Un abrazo.