¿Para quíen quiera leerlo?

Siempre he querido escribir un diario,
pero cuando me he puesto a ello,
no he sabido nunca por donde empezar.
No sabía si contar mi pasado, mi presente o mi futuro.
No sabía quien lo iba a leer.
No sabía como escribir para mí.
Me ponía delante de las hojas en blanco,
Y me parecía que nunca conseguiría tener suficientes letras,
como para conjugar mis recuerdos, mis necesidades y mis deseos.
¿Cómo ordenarlos?
¿En hojas, en letras…?
¿Cómo desvirgar el blanco de una hoja de papel?
He llegado a escribir en un recibo de un banco.
Lo primero que fui consciente,
que alguien leía de mis escritos,
fue “Zumo hecho, Cafetera preparada”
No necesitaba más papel que el que tenía a mi alcance.
Lo peor era cuando tenía papel y no encontraba un boli o un lápiz.
Empecé a comprar cuadernos.
Y empecé a escribir sin plantearme para quien escribía, tan solo escribir.
Ni siquiera escribía para mí, no me leía.
Pero me atreví a manchar el papel con mis letras.
Con muchas más letras.
Acumulé escritos, tengo una carpeta llena, un cajón de cuadernos y un montón de papeles diversos, llenos de tachones, que pierdo por cualquier sitio y que solo leo, de vez en cuando.
Definitivamente decidí, que nunca iba a escribir un diario,
no me iba a someter a la tiranía de escribir todos los días,
de escribir siempre...
Pensando en mis recuerdos, en mis necesidades o en mis deseos.
De escribir pensando, en quien los leería.
Decidí escribir solo mis sueños, en cualquier sitio.

El papel y las letras, se aliaron conmigo.
Desde entonces, entre todos, escribimos algo más que palabras.
Para quien quiera leerlo, desordenadamente.

2 comentarios:

  1. A menudo el desorden de uno sirve para que muchos pongan orden en lo suyo...

    ResponderEliminar
  2. Nunca he tenido claro, para que sirve el orden.
    Empiezo a entender la diferencia entre uno y muchos,y los prefiero desordenados.
    Como una extensión de mi yo,
    como parte de mis escritos,
    de todos mis escritos.
    Como los tuyos.

    ResponderEliminar

Dejate llevar por la generosidad en tus comentarios.
Ya que has llegado hasta aqui, desparrama tus palabras sin ningún complejo, ve más allá... de un "me gusta" o "un que bonito", utiliza la tinta de tus venas, regalame un millón de letras, o algún verso...cuentame una historia, envíame una carta dibujada...lo que quieras.
Pero sobre todo no te vayas, sin saludarme,
pensaría que soy un mal anfitrión.