El Reino en el que las camas se hacían entre tres.

Érase una vez un Reino, muy lejano, más allá de las cartas de navegación,
más allá de las notas al margen, en el que las camas deshechas, por la mañana, siempre se hacían entre tres.

Contaban, que hubo una princesa en el Reino, que se dejo seducir por un joven y apuesto extranjero.
Que en el fragor de la pasión, ella se opuso a un beso.
Explico a su amante, que no podía tener un hijo sin el consentimiento del Rey.
El apuesto extranjero, la tranquilizó, diciéndole que era normal que siendo princesa de un reino tan remoto, no supiese, que no se podía concebir, solo con un beso.
Que en su país, todos sabían, que las mujeres que alumbraban, dormían en sabanas arrugadas, que las arrugas de las sabanas por la noche, propiciaban la fecundación.
La princesa le beso, después de estirar las sabanas de su cama.
Quedo en cinta, y contó a su padre, El Rey, que una arruga de la cama, que ella creía estirada, se empecino una noche y sin desearlo, le puso en esta situación tan complicada.
El Rey, su padre, la creyó, y promulgo un edicto, por el que desterró de su Reino, las arrugas de la cama, bajo pena de muerte.
Desde entonces en ese Reino tan lejano, las camas siempre se hacen como mínimo entre tres.
Incluso se valora la riqueza, por el numero de personas que deben estirar las camas.
“Fulanita tiene una cama de cuatro.”
“Funganita, me han dicho que de seis”...Se les oye decir.

El apuesto extranjero, nunca volvió a ese reino, cuentan que monto una clínica de cirugía estética, a la que todavía acuden las princesas del reino, de incógnito, para quitarse las arrugas.

Dicen que ha hecho tanto dinero que se podría comprar un reino.

Pero siguen estirando las camas, como mínimo entre tres.

Y colorin colorado este cuento se acabado.

2 comentarios:

  1. bajo mi modesta opinión, tres son multitud, demasiada people alrededor de algo tan reducido...



    pero, pero, pero (por lo de conservar el trío) entiendo que en un reino toda precaución es poca, sobre todo cuando hay infantas de por medio

    se lo explicaré a mi rey pero dudo que se moleste en saber dónde va tanta arruga desterrada

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  2. Quizá debería averiguarlo, el apuesto extranjero,
    puede ser un Guardiamarina, camuflado.

    Por un momento piensa, en cuanta ayuda desearías,
    por la mañana, cuando quieres que no queden arrugas,
    en tu cama deshecha.

    A mi, tres en total, me ha parecido un buen numero,
    para estirar mi cama por las mañanas,
    aunque sé, que hay camas de cuatro…
    de seis, de uno y de dos.

    Me encantan esas mañanas, con la casa llena de gente,
    dispuesta a estirar cualquier sabana.

    Las infantas y princesas... las de ese reino,
    no han hecho nunca una cama,
    no conocen las arrugas.

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