Me llamo Ramón, a veces, aunque no me guste.

Imagen de Rafal Olbinski

Me siento a veces, como si impusiese mi amor, obligando, encarcelando a quererme y a compartirme, siento a veces, que no quiero a nadie, que solo busco que me quieran.

Me dejas tiempo y espacio para escribir, me lees a veces, incluso a veces me lees en otros y te emocionas, eres mi sustento, mi guía, eres el mapa de los yos que no conozco, eres todos mis nombres, el rostro que quiero ver en mi último abrazo.

Vosotros, sois miradas, miradas, miradas… sonrisas, abrazos, sois algo de alguno de mis yos, con toda una vida por delante, la recompensa del tiempo que me ha reservado la vida.

Tu mi otro yo, todos mis alter egos, eres inspiración, motivación, mi desorden-ordenado, eres mi memoria de letras, el puente por el que circulan esperanzas de pocos tiempos.

Allá afuera hay más gente, que a veces lee, a veces escribe, a veces entiendo sus voces, pero no encuentro sus tiempos en mis mapas, no puedo llegar a quererlos, por un aplauso.

Me siento a veces como si no creyera, pero es solo un suspiro, una mala respiración, siempre me sorprende en el fondo de alguno de mis cajones, uno de esos cinco nombres a los que obligo a quererme, mis encarcelados no me dejan tiempo para lo que no es importante.

Estoy perdiendo el pudor para contar a quien dedico las letras de mi tiempo, y sin embargo, refugio mi nombre en el más desordenado de mis yos, cuando es evidente para todos mis lectores, que me llamo Ramón, aunque no me guste... a veces.


2 comentarios:

  1. Desde que nos vimos, se ha ceñido a mí tu nombre. Y en el desorden inconfundible de cinco letras intuyo de nuevo un futuro.
    La mayúscula de la erre, en su valuarte, otea los vientos, mientras el resto de figurantes compaginan insumisos, carentes de tiempo pero sobrados de ilusión por algo que robó sus vidas y ahora no desean recuperar.
    Ebrios de felicidad al encontrarse, y al leer que navegan juntos por el mismo mar angosto.
    As y emes ilustrando lunas, ges erráticas domesticando reinos astrales y vocales redondas enlazadas a enes para evocar cementerios de recuerdos.
    “Necesito tu llave de mañana, luz final de mi túnel, ese aroma a sal roja.”



    Desde que nos vimos, sabemos reconocer nuestras orillas, los meandros de mar que circundan los islotes que delimitan nuestros confines.

    Más allá de sus nombres.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Que puedo decirte que no sepas...

      Que sería de este pobre nombre, sin la parte de ti que hay en mi.

      Eliminar

Dejate llevar por la generosidad en tus comentarios.
Ya que has llegado hasta aqui, desparrama tus palabras sin ningún complejo, ve más allá... de un "me gusta" o "un que bonito", utiliza la tinta de tus venas, regalame un millón de letras, o algún verso...cuentame una historia, envíame una carta dibujada...lo que quieras.
Pero sobre todo no te vayas, sin saludarme,
pensaría que soy un mal anfitrión.